“¿pensará ese pajarito?”
“las mujeres sienten demasiado”
“los hombres piensan demasiado”
“¡cómo no te gusta el chocolate!”
“tienes que cuidarte de las mujeres”
“tienes que cuidarte de los hombres”
La necesidad de ser amados,
validados,
como si no lo fuéramos.
La necesidad de validar cuán maravillosos somos,
cuán únicos somos,
como si no lo fuéramos.
La necesidad de comparar,
de defender mi elección y existencia,
a través del juicio.
El juicio sobre cómo es el otro,
para desesperadamente
validar mi elección.
Amar, ahora sin desesperación,
sino con aceptación,
con asombro y respeto,
porque a través de ti,
yo puedo vivir otra experiencia,
porque a través de mí,
ya puedo ser yo.
Porque al querer conocerme,
aceptarme,
cuidarme,
respetarme,
valorarme,
ya puedo conocerme.
Y porque ahora que ya puedo conocerme,
quiero conocerte.
Quiero conocerte,
con amor y aceptación,
con asombro, respeto y gratitud.
Por el simple y mágico hecho de ser tú.
…
Yo despertando de mi sesión de yoga,
observando un pajarito construir su nido.
Ese pajarito llevaba días en lo mismo,
avanzando, haciéndolo!
Y fue ahí cuando se me vino a la cabeza.
Qué importa si ese pajarito piensa o no,
si necesito compararlo con el ser humano,
es para sentirme superior o para admirar cuan distintos somos,
e imaginar cómo sería ser ese pajarito.
Te admiro pajarito.
Natalie,
January 23rd 2020
San José, Costa Rica